Escribir, dicen, es un vicio como cualquier otro.
Pero a menudo no es tan fácil como parece. Muchas personas sienten que les gustaría escribir y, sin embargo, no lo consiguen. No saben cómo empezar. Les falta el estímulo, el impulso, las herramientas, la inspiración.
El taller de escritura creativa es el lugar apropiado para que den con eso que necesitan.
El taller es, ante todo, un lugar de encuentro. Un espacio en el que varias personas se reúnen para dialogar sobre sus intereses comunes, para conocer otras miradas, para recibir el incentivo que necesitan para largarse a escribir, para tener lectores y lecturas de los propios textos. Por supuesto, siempre en un clima de empatía y respeto. Escribir es una tarea muy solitaria, y por eso para quien escribe es fundamental conformar un ambiente en el cual compartir su experiencia.
Pero el taller también es un laboratorio en el que cada integrante aprende a conocerse mejor. La persona que escribe se exige la introspección, indaga en lo profundo de sí misma en busca no sólo de las palabras apropiadas, sino también —sobre todo— de las imágenes y las ideas y las emociones que desea transmitir. Escribir ayuda a ordenar y estructurar el pensamiento, a clarificar las ideas, a establecer prioridades, a identificar y ponerles nombre a los sentimientos, en suma, a entenderse mejor. Escribir es, en sí mismo, un acto terapéutico.
Quien escribe necesita, básicamente, de tres herramientas. En primer lugar, una mirada, la capacidad de percibir el mundo —eso que llamamos la realidad— con la mayor amplitud posible. Segundo, una sensibilidad, un espíritu dispuesto a interpretar y dar un sentido a los incontables datos que el mundo le proporciona. Y tercero, una voz: el talento que permite, a partir de la experiencia del mundo que todos compartimos, crear un mundo propio.
El objetivo del taller de escritura creativa es que sus integrantes desarrollen esas tres herramientas, a través de lecturas de textos de autores consagrados y de consignas que se proponen estimular el aspecto más creativo y más lúdico de la escritura.